A lo largo de mi vida, en algunas ocasiones encontraba en las repisas de mis amigos, hileras de tomos de libros que me parecían indescifrables, al igual que en las tiendas independientes de videojuegos, figuras y cartitas, o de aquellos tiempos de cuando jugaba Magic:The gathering, los veía con un poco de desprecio porque en aquel entonces, me parecían demasiado ñoños para mi gusto.

Pero no fue hasta hace pocos años que finalmente me di la oportunidad de abrir uno, en casa de mi ex, y explorarlo; recuerdo que era de Saint Seiya. Siempre fui fan de los caballeros, así que decidí darle una oportunidad. No me gustó.

El tenía una vasta colección de mangas, y conforme pasaron los años en la relación, de repente me sugería, casi insistía de que leyera uno, pero yo argumentaba que me parecían muy complicados de leer, ya que, según yo, estaba acostumbrado a leer libros.

Siempre me ha gustado coleccionar papeles, dígase libros, revistas, calcomanías, tarjetas y boletos de conciertos, pero aún asi yo estaba reticente a leer estas impresiones japonesas.

Hasta que un día en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, y después de años de estar viendo los tomos empolvados en su repisa que le dije:

¨Órale pues, escógeme uno¨

Nos dirigimos al stand de Panini, después de hacer mi parada obligatoria al de la Revista Algarabía, y nos pusimos a escoger…

¨Mira, este es de unos morros que viajan en el tiempo, me recuerdan mucho a ti y a como te llevas con tus amigos, se llama 20th Century Boys…¨

Yo refunfuñé y le dije:

¨Mmmm… no, no me prende¨

Este proceso se repitió una y otra vez, al grado de que parecíamos estar en el día de la marmota, hasta que finalmente escogió una última poción, y me lo mostró junto con lo que le quedaba de paciencia y me dijo:

¨Mira, este no tiene tanto texto y es de terror, es de un pueblo que es consumido por los espirales..¨

Lo tomé, lo observé y noté que era mas costoso que el resto que me había mostrado, pero por alguna razón inexplicable, si me gustó, lo tomé y le dije:

¨Va, este si se ve chido, vamos a pagar¨

Así comenzó una nueva etapa, ya que Uzumaki de Junji Ito me cautivo por completo, una historia terrible, sombría, e inexplicable, de una chica que sufre de tétricas apariciones misteriosas que engullen lentamente a su pueblo y a todos sus habitantes.

Quedé inmediatamente fascinado por las ilustraciones, y aun más por la cantidad de estas, cada una contando una historia detallada que poco a poco te va guiando por una trama que cada vez se va haciendo más oscura…

Pero pronto caí en cuenta de lo efímeras que son estas publicaciones, así que a la brevedad posible, corrí a adquirir los dos siguientes tomos, los cuales disfruté por un tiempo todavía menor, ya que una vez que te acostumbras al estilo de lectura japonés, todo se hace más fácil de procesar.

Después de que mi persona en sí, fuese consumida por lo espirales, me di cuenta que si, efectivamente cabía la posibilidad de que este método de lectura fuese de mi agrado, pero no fue hasta varios años después que me regalé otra historia, temeroso de cambiar de autor, y aún más de que ya no me gustara, lo repetí, esta vez con Gyo, también de Junji Ito..

Esta historia es todavía más desagradable, pero también apestosa, donde unos seres misteriosos salen del mar para atacar a las personas, mismo que también encarceló mi atención, brevemente, porque resulta ser que también soy rápido para leer mangas.

Al terminar la historia de Gyo me di cuenta de la realidad irrefutable de que de verdad me gustaban los mangas, y ahora quería más, así que, ignorante aún del género, fui a la tienda de Panini y amablemente solicité asesoría a la chica encargada, la cual, después de contarle esta historia me recomendó Demon Slayer…

Justo cuando pensaba que mi gusto por el manga había disminuido, mi apetito se incrementó al conocer a Tanjiro, y su alma de superhéroe medieval nipón, que solo un mangaka puede transmitir…

En lo sucesivo y para concluir, les cuento, que ahora no solo busco la asesoría de los dependientes de las tiendas, sino que me pongo a investigar acerca de que temas me gustaría leer, porque ahora, cuando voy a la mitad de una historia, encuentro otra que me grita que la conozca, además de siempre escuchar las recomendaciones de mis amigos, quienes ya me llevaron con Yoh de Shaman King, y Kei Negai en Ajin Demi-Human.

Me resulta fascinante, como a las 33 años acabo de descubrir que el manga me causa la misma satisfacción que cuando compraba mis revistas de Nintendo, cuando voy de viaje y escojo cuidadosamente una postal, es esa sensación de separar los bordes con adhesivo que unen la bolsita, que instantáneamente libera ese aroma de plástico recién impreso, que una vez leído, y formará parte de mi colección de papeles, que irónicamente será exhibido, en una repisa, que ahora, lejos de despreciarla, tomo a tomo, me llena de orgullo.

El Tercer Millennial, que no sabe dibujar, pero ya quiere ser mangaka.

Esta entrada tiene 3 comentarios

  1. Me acuerdo desde , chico , te gustaba sentir el olor de las cosas , ya se tratará de comida, juguetes , siempre , fuiste así de percibir olor a nuevo , a mar , rancho , hace poco el olor de un shampoo , dijiste que olía a rancho , es que tenia Romero y manzanilla, coleccionar cosas , siempre , de los viajes , también , postales recetarios , ya de chef. Especias

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